viernes, octubre 27, 2006

TOMA EL GUIÓN Y CORRE (II).: DESMONTANDO AL ALLEN MENOR

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"Eso es como decir que lo bueno de Woody Allen es que mezcla comedia y actores con gafas."
JOHN TONES

Si algo se puede observar en la filmografía alleniana es una doble constante.: una honestidad manifiesta desde los títulos de crédito blancos sobre fondo negro pero también unas ganas de reinvención muy poco vistas en otros autores que se acomodan de una forma demasiado brusca (y no nos podremos a formar analogías). Con esto quiero decir que la continua afirmación de que WA continuamente hace la misma película desde hace mucho tiempo es vaga (como muchas otras cosas): y sino ¿qué paralelismos, aparte de los evidentes en compartir un mismo autor, tienen Annie Hall y Sombras Niebla? ¿Balas sobre Broadway y Match Point?
No vale pues la coartada de que Allen a veces hace películas poco propias de él: de hecho, Match Point es muy suya en el mejor de los sentidos, es un regreso premeditado a los terrenos de Delitos y Faltas desarrollando otros aspectos de la historia (únicamente trágica) y potenciando el factor del azar. Al final de Match Point no sólo la citada película de 1989 aparece en nuestros recuerdos, entronca directamente con su mejor (y el más valiente) acercamiento bergmaniano: Otra Mujer.


Afirmar que existe un Allen menor para ignorarlo es una jerarquización un tanto inútil que despacha las comedias que simplemente tienen la sana intención de hacernos pasar un rato de humor inteligente (algo que WA domina mucho), pero lo peor de todo es que, bajo mi punto de vista, sólo es reprochable, de veras, y fallido un Allen menor: Un final made in Hollywood.Y lo más sorprendente es que sigue conservando sus virtudes. El problema de Hollywood Ending reside en que Allen erra, conscientemente, en la jugarreta conceptual de su comedia: en los créditos suena Fred Astaire, no es casual pues lo que parecía (lo que debería haber sido) una alleniana sátira del Hollywood way of life se queda en una comedia lastrada por un clasicismo desencajado con su intención. El Allen autor se vuelve ciego en ese momento: no es capaz de ver que la misma evocación de una comedia hollywoodiense antigua (basando toda la comicidad en un recurso que se agota y alargando innecesariamente el metraje) para reprochar la nueva es un mensaje harto tópico sino se dan una serie de motivos que ejerzan la suficiente acidez como para considera acertado el planteamiento del largometraje.


Otra afirmación bastante desechable es la consideración, aún peor, de que tras la separación de Mia Farrow, desde 1993 hasta aproximadamente 2002, Allen regresa a la comedia de sus inicios. Pero para llegar aquí debemos situarnos en Stardust Memories (una de sus cintas más detestadas, pero que es muy interesante como punto de inflexión y repaso de Allen de su carrera hasta aquél momento y es, bajo mi prisma, una pequeña obra maestra).


En 1980 Allen tras el clamor crítico por Manhattan (su consagración como payaso reconvertido en autor) dirige esta cinta que al modo del 8 y ½ de Fellini muestra como el público le dice a mí me gustaba más cuando hacía comedias. De hecho la filmografía siguiente de Allen es toda una maravillosa reflexión que hace él de esta afirmación frecuente por aquél entonces. Porqué a posteriori no ha dejado de hacer comedias. Pero ¿qué pasa con sus primeras comedias?
Su cuarteto inicial (Toma el dinero y corre, Bananas, El Dormilón, Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar) son estupendas muestras de un Allen completamente libertino y experimentador con la condición de comedia y de incorporar gags. No hablamos de un autor tan influyente o decisivo como otros, porqué tiene la preciada facultad de ser inimitable, y se agradece. Considerarlo menor lleva a despreciar un género sin coartadas y este elitismo nada tiene que ver con preferir buenas películas, sino con no preferir grandes comedias. Y es un negacionismo hipócrita: parece que cuando Allen filma con un ojo más costumbrista sus temas es mayor, y es una equivocación. La primera opción es revisar Love and Death que es básicamente un resumen de lo que vino después pero bajo un formato alocado. Y sino, a la mismísima Annie Hall: una comedia romántica llena de gags digresivos y con una estructura tan juguetona como sus anteriores comedias. Por suerte se la considera un punto de inflexión, pero en realidad Annie Hall no es más que la necesidad de Allen de andar por otros terrenos no de que le tomen más en serio: ese error lo ha cometido en Interiores y en Septiembre (no en Otra Mujer, no en Match Point). Y con todo ambas son cintas superiores a la media, llenas de análisis e innegables virtudes, la más común en ambas es el excelente plantel de actores.

Una vez aclarado el tópico de las comedias iniciales, señalemos el otro gran tópico (más joven, por suerte) de la fase ligera de 1993-2002. A juicio de los críticos ¿Qué papel juegan cintas como Balas sobre Broadway; Desmontando a Harry o Celebrity? Repasé muchas de las críticas de la excelente Deconstructing Harry e insisten algunas en que se trata de una comedia desenfadada: todo lo contrario, nunca Allen había estado más ácido que en esta, y por eso alcanza una de sus cumbres. En su cinta posterior la acidez se tornaría en una amargura más explícita.


Por último, al margen de que nos guste más o menos, considerar Anything Else otro film ligero es otro error, comprensible, pero también rectificable. El mismo que se puede tener con Celebrity. La cinta de 1998 era una vuelta a Manhattan muchísimo más amarga, y la cinta del 2003 es, tal y como suele decir el Sr. Toldo, una revisitación de Annie Hall interesantísima, pero además (y esto nadie pareció verlo) una magnífica parábola del realizador sobre el Nueva York pos-11S. Y no le hace falta más que, en apariencia, volver sobre sus mismos temas. Pero ahí queda su acierto .
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¡Sigan votando!

Escojan su podio Allen.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Coñe, qué cita más rebuscada me ha encontrado. Me lee usted todito, ¿eh? Bien me parece.

Qusien crea que Deconstructing Harry es una comedia menor debería hacérselo mirar. Me parece una opinión propia de psicópata.

Anónimo dijo...

Pues a mi Desmontando a Harry no me pareció una película.... pero sí una película que me interesó muy poquito...

Anónimo dijo...

Me salgo del tema para recomendarte encarecidamente "Art School Confidential", con guión de Daniel Clowes (Ghost World, David Boring...). Aun pendiente de estreno en España (y vete a saber si llega algún día) me bajé el dvdrip y la película me ha encantado. Empieza siendo una comedia simpática acerca de los freaks que circulan por las universidades de Bellas Artes y acaba siendo un relato tremendamente ácido y desesperanzador acerca de nuestra sociedad al más puro estilo Solonz.

Portnoy dijo...

Por cierto ¿has visto a Scorsese en su gira promocional de Infiltrados? PARECE WOODY ALLEN
:-)

No estoy muy de acuerdo con esa división del Allen menor y el Allen magistral. Todo es cuestión de matices.
Pero la grandeza de Allen es que ha conseguido que TODA su obra se relacione entre sí.
No sé si me explico. Delitos y faltas es una gran película, pero el hecho de que siga cronológicamente a septiembre y Otra mujer, refuerza tanto el dramatismo como la tragicomedia. El que sea una especie de película bisagra entre dos épocas, refuerza su valor. El que las películas que las siguen sean entretenimientos, Alice y Sombras y Nieblas, ayuda también a crear ese aire de obra plenamente conseguida.
Es decir, que juzgamos a Allen por lo que hace, por lo que hizo antes y por lo que hace después. Fíjate que casi nadie escoge las últimas películas para ponerlas en la lista.
A mí me gustan todas... algunas las olvido enseguida. Pero en comparación con el cine que se hace en el resto del mundo Allen es Dios (y eso que ha muerto) pero por el conjunto de su obra.
No sé... mejor lo dejo.
:-)
Un saludo