lunes, febrero 16, 2009

El nombre del padre

De la carta del hijo, honorando a su padre con cierta emotividad, se entienden muchas cosas.: que las reconciliaciones familiares gustan en el lugar dónde se ha publicado. Y que el prosista hijo es, además, un señor coherente en dos párrafos como dos soles:

Es por ello que, ante las distintas informaciones y publicaciones de estos días en distintos medios de comunicación, quiero y deseo expresar lo siguiente: mi padre es un hombre de honor, fiel a sus principios religiosos y patrióticos; es coherente y sincero. Es un militar de los pies a la cabeza, consciente de sus responsabilidades, entregado a sus hombres. Es un hombre cumplidor, trabajador hasta el extremo, leal ante el significado de la palabra juramento y fiel al mismo. Es un hombre sereno, sencillo, disciplinado y amante de la verdad. No es violento, ni agresivo. Es templado, sensato, sereno, inteligente y capaz de discernir con coherencia una realidad aparentemente absurda e incoherente como parece que fue el 23F. Es un marido ejemplar. Un padre extraordinario. Un hombre excepcional. Un amigo fiel. Un español honorable y un cristiano sincero y veraz. Mi padre es mi padre. Me duele la falta de información y coherencia. Me duele ver cómo todos aprovechan el «silencio» de un hombre para intentar destruirle... quizá por miedo a su palabra... Me duelen tantos programas y tan poca veracidad...

Quiero a mi padre con
locura. Es por ello que ruego y aliento a todos aquellos que creen en la libertad de expresión, para que sean tan audaces y coherentes como para publicar estas pobres palabras que tan sólo manifiestan los sentimientos de un hijo por su padre.


Aclarar mentiras tan sólo lanzando afirmaciones. Buena táctica, muy política y educada. Eso sí confesarse sentimental es pura poesía. Lo de un golpe de estado es sólo la verdad lateral. La construcción de la carta, con reflexión deleuziana  y todo sobre la coherencia, es maravillosa: la família y el cristianismo son valores escasos. Y la versión del silencio de un hombre, del señor que un día gritó que todo el mundo estuviera quieto... es sencillamente gloriosa. El resto de la carta habla de un enunciado que nunca llega y de unas grandezas que no sé si permanecerán.  Lo mejor es que la España del ni puedo ni debo y mi padre es mi padre sigue viva. 

1 comentario:

Luna Miguel dijo...

vas a venir a Madrid?