miércoles, abril 08, 2009

Hannah Montana y el Dogma de Hoy

Hannah Montana es ajena a las Mildlife Crisis.

Se ha estrenado Dragonball: evolution y los fans han estallado. Y al final esto es una anécdota más ya que el estreno más interesante de esta semana (y del mes) posiblemente sea Knowing, película que podría suponer el regreso (merecido) de Alex Proyas, autor de una de mis películas favoritas (y de toda persona de bien, claro), a terrenos más interesantes que los del forzado Yo, Robot. En todo caso, me entero por los foros de Millarworld que el final de Hannah Montana: La película está pareciendo inquietante a los cineastas ya que la película juega con la idea de que su protagonista Miley deje de ser Hannah Montana. En un concierto revela su identidad al público y canta una canción como Miley Cyrus, pero el público la abuchea y jura no desvelar nunca su doble identidad. Al final, Miley complace a los fans y vuelve a ser lo que ellos desean, Hannah Montana. Y todo esto en una película bondadosa de Disney que no contiene a Kathy Bathes con un martillo.

Es significativo porque el consumo cultural de hoy en día ha propiciado una forma (chungísima) de consumidor: el fan. El fan es alguien a quien complacer, y no cabe duda que los de Hannah Montana estallaran en un orgasmo preteen, aunque eso suponga uno de los discursos más inquietantes de hoy. Kristin Thompson lo ha explicado de un modo amable y diplomático, pero El señor de los anillos cambió el Hollywood moderno. La revolución ya la podían encontrar en el asunto del merchandising que inventó George Lucas y que aprovecharon en un mercado nacional los japoneses. Pero a nivel global lo que desean estas producciones es que el fan se vea complacido y compruebe como la esencia se mantiene. Por supuesto al fan no se le quiere para ser crítico, ni para ser un lector inteligente o un espectador crítico. El fan debe ser entregado y apasionado, irracional y perpetuador de algo, no importa como envejezca o el valor que tenga. La perspectiva no cuenta mientras las ventas acompañen. ¿O se creen que el anuncio del Hobbit, en dos partes es algo más que una forma de agrandar este poderoso y eficaz negocio? El problema no está, digamos, en asuntos de moralismo anticuado y falaz (¡¡¡EL ARTE SE CORROMPE CON EL DINERO!!!) ya que se sabe que E.T., como escribió Martin Amis, es la clase de obra maestra que sólo Spielberg puede darnos. El asunto, peligroso, está en la intervención poderosamente religiosa y partidista del asunto. ¿Ha leído alguien una discusión en términos literarios del valor de Harry Potter? Se habla del asunto siempre en términos pedagógicos (los niños leen) o sociológicos. Del asunto importante (será un buen libro) mejor dejarlo fuera.

Hannah Montana pone en evidencia este discurso-fantasía: los fans son los dueños de las producciones (por supuesto porque las consumen). Muchas veces este negocio no es rentable: no parece que el fracaso relativo de Watchmen sea por otro motivo que la película no haya interesado a nadie más que a su público potencial, los fans a los que se proporciona ya el rango indiscutible de santos señores de sus obras. No es la primera vez que Disney es visionaria: en High School Musical 3 los fans veían sus representaciones de la obra en los créditos. Se veían integrados y reconocidos. Ahora directamente deciden el destino creativo de un personaje ficticio. Esto inquieta a los padres, pero representa en buena medida la situación de la cultura. Los que conciben esta como un intercambio de ideas, como un método de sabiduría ya pueden esconderse. Ahora mismo, ellos son los que importan en el cine y los videojuegos. Los que merecen tributo. Los dueños de todo esto son ellos, nos dicen. Y así ya tenemos motivos para el oasis creativo y sólo queda la adscripción al partido.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Los fans siempre estan dispuestos a pagar mas y a pagar por todo.

Ubeinn dijo...

Ya se ha estrenado Dragon Ball, por lo tanto espero ansiosamente un post de blog suyo sobre el tema antes que arriesgarme a experimentar en mis propias carnes semejante... experiencia, valga la redundancia.

El cementerio está lleno de valientes.

Diego dijo...

Para ser justos, hay que recordar que Harold Bloom sí se explayó sobre Harry Potter en términos literarios... no precisamente positivos.

Javi-LHP dijo...

Muchas veces diferimos de opinión, pero en este caso estoy totalmente de acuerdo. Bien por temas económicos o porque los propios creadores se incluyen dentro de los fans de aquello que adaptan, la creatividad ha quedado relegado a algo accesorio y a veces, incluso, evitable.

Desde El Señor de los Anillos a Watchmen se ha recorrido ya casi una década de adaptaciones donde el principal valor de las mismas no era ser una buena o mala película, sino una adaptación fiel. Y entendiendo por fidelidad la copia y no la interpretación del subtexto tras la historia.

Por eso tenemos una trilogía de El Señor de los Anillos que es casi una transcripción en imágenes del universo de Tolkien, o una versión de Watchmen que utiliza el original no como punto de partida, sino como story board de la película.

La literalidad tampoco tendría por qué ser mala si eso no entorpeciese la película como tal, pero como cualquier adaptación de un medio artístico a otro, esa literalidad no encaja 100% aunque la consigan a martillazos.

Como bien dices, sólo se consigue la bendición de los fans incondicionales casi como si fuesen forofos de un equipo, y en menor medida el interés de un público más amplio ajeno al original.

Saludetes!

Apático dijo...

Eso de los fans es una cosa que se os ha ocurrido a unos cuantos que queréis marcar distancias con la plebe. En la industria del entretenimiento siempre ha existido el estudio de lo que quiere el público para complacerlo. Basta con leer las anécdotas que cuenta Billy Wilder sobre los pases previos de sus películas antes del estreno, donde se le daba a los asistentes una tarjeta donde apuntar sus opiniones sobre la película, algunas de ellas demoledoras, tal como recuerda el director. Según fueran esas sesiones, se podía llegar a cambiar casi toda la película: montaje, finales, quitar personajes... y eso en Hollywood lo llevan haciendo desde siempre. Lo que pasa es que ahora se le da más publicidad a la influencia de los fans en el tema, pero eso siempre ha sido así.

El Miope Muñoz dijo...

¡Gracias por los comentarios a todos!

Anónimo, un screener localista no tenía el mismo impacto que el cántico global de la Internés. Es cierto que se le da más publicidad. Pero se la dan los fans. :D

refoworld dijo...

Esta niña es un cáncer adolescente. Cuando yo era pequeño me flipaban cosas que valían la pena, no imbéciles globalizadas.

Hombre Lobo dijo...

Llego excesivamente tarde al debate, pero aún así me parece interesante en cuanto a la explicación de esa obsesión hollywoodense con la fidelidad.

Sin embargo hay una cosa en la que discrepo: después de leer la sinopsis del libro al que da usted el enlace, pienso que el verdadero punto de inflexión del Hollywood comercial no es la adaptación de "El Señor de los Anillos", sino más bien la saga fílmica de "Harry Potter", y si echa un vistazo a la historia tras-las-cámaras de estas películas (con la autora de los libros incluso manteniendo tal control sobre la saga que llega a echar al mismo Steven Spielberg) entenderá por qué lo digo. Además, la primera peli del Potter se estrenó antes que la voluminosa epopeya de Peter Jackson.

Un gran saludo, como siempre.

Potterhead and Tributo. dijo...

Ella es la mejor así que no la critiquen1!!!

Anónimo dijo...

hanna montana esw genial la tenian que poner en todositio de españa