jueves, noviembre 19, 2009

Una deriva original

Crepúsculo (Twilight, 2008, Catherine Hardwicke)

Hay una cosa que me desconcierta: la mayoría de fans (Críticos, blogueros, foreros, etc.) consideran Crepúsculo una cosa indigna. Lo que me desconcierta no es su actitud previsible ya que la legitimidad cultural parece ser el gran tema jerárquico de la cultura pop de hace tiempo, sino su convencimiento de que el film es malo porque no es, uhm, transgresor. Puedo entender (y compartir lateralmente) posturas referidas a la mitología, pero creo que sólo tienen sentido en el primer capítulo de la saga. Pero hay que ser justos porque lo más interesante del primer libro y del primer filme es que proponen una deriva original (contemporánea) del mito vampírico. Y hay que ser consecuentes: ¿acaso es Star Wars un filme subversivo? Su narrativa está anticuada, su historia apenas pasa del camp sobredimensionado y funcionan tres o cuatro momentos antes que todo un conjunto. ¿Son El señor de los anillos filmes subversivos? Hay que hacer muchas piruetas para no ver que su propuesta estética está basada en todos los problemas de su autor. Seguramente podrá pensarse que hay algo sagrado en, glups, los mitos nacidos del género terrorífico. Pero Crepúsculo es cine pop y camp (el uso de los planos de detalle es involuntariamente gracioso, zoolanderiano), no tiene más que pequeños desvíos al horror y no lo pretende en ninguna de sus escenas.

En los años ochenta, Anne Rice supo conjugar el espíritu gótico y neorromántico de su época con las viejas leyendas del romanticismo y así empezó unas Crónicas Vampíricas cuya influencia fue decisiva para el giro conceptual que proponía Coppola (no para el estético) en su mal titulado Drácula de Bram Stoker. Lo que propone esta película es un giro basado en el vampiro casto. Y lo más divertido del asunto es que es el mismo giro sobre el que gira el pathos dramático: el vampiro que debe renunciar al sexo, que además ya ha renunciado a la sangre humana. El film de Hardwicke pierde ritmo en su segunda mitad, cuando aparecen unos villanos que no son más que una reformulación de los Jóvenes Ocultos (1987) de Joel Schumacher para la era fotolog y sirven para cerrar el primer capítulo. Lo singular del film es su combinación entre decisiones delirantes (los equivocados travellings co-explicando el primer encuentro amoroso en el bosque, los planos de detalle de Pattinson que potencian una cierta comicidad) y otra s raramente sorprendentes, como su textura de vaciado de todo paisaje que no sea pochez adolescente, frustrada, asexual y al borde de la agonía.

El guión de Melinda Rosenberg (formada en Dexter) brilla con sus raros toques de humor familiar, como el partido de béisbol vampírico, y se limita a usar la voz en off para recordar a sus lectoras la importancia de la voz teen en la narración primigenia. Lo más curioso de esta saga es la astucia de Meyer para convertir una convicción reaccionaria en un dilema exitoso. El secreto está en su enfoque teen ya que la adolescencia es un terreno pantanoso en el que la historia puede ser amplificada o malinterpretada. Mi momento favorito, por cierto, del film está en una metáfora visual de Hardwicke, la única que introduce y la más interesante.:

Tenemos la escena de Edward mordiendo a Bella como simulacro de una escena típica del film clásico de los treinta o de los cincuenta y también un fotograma/dibujo de Nosferatu. Funciona porque esa escena es la que se ha borrado y Hardwicke las recuerda para que veamos lo que no ocurrirá realmente en su película. Es una metáfora autoconsciente porque nos recuerda su condición original, nueva, contemporánea a costa de borrar ecos que solo pueden existir como tales.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me fascina todo ésto de los vampiros vegetarianos. Sé que nos encontramos ante una genialidad, sobre todo por parte de Meyer. La película, lo siento, me parece infumable, y eso que quería que me gustara, pero es que es mala. Muy mala. Es ridícula hasta la extenuación. El libro no lo he leído, pero quiero hacerlo, es más, tengo que hacerlo. Tengo que saber el porqué su éxito.

Salanova dijo...

Yo ya se lo dije cuando la vi, hace mucho tiempo, que lo mejor de ella estaba en los primeros minutos de metraje, con ese paisaje opresivo y triste. Luego, partidazo de béisbol aparte, roza ya la comedia involuntaria, pero es divertida, cosa que muchísimas películas no pueden decir.

Anónimo dijo...

El señor de los anillos o Star wars no basan su mérito en la transgresión temática si no en la cinematográfica,star wars revoluciono el cine de ciencia ficción y El señor de los anillos el de aventuras en sus batallas espectaculares y de arrebatador lirismo,no compare usted esta cosa con esas grandes peliculas,no juegue a nadar a contracorriente para hacerse el interesante,no cuela.

Ubeinn dijo...

Lo único remarcable de Crepúsculo es que ha conseguido convertir una historia del romance entre un comedor compulsivo y una madalena particularmente sosa en un fenómeno cultural...

Y bueno, coincidiendo con el Anónimo de más arriba, ¿No cree que no hace falta tenerle tanta manía a Star Wars y a El Señor de los Anillos? Obviamente no son películas perfectas -¿Existe tal cosa?-, pero de ahí a compararlas con un hito de la comedia involuntaria como Crepúsculo... Se ensaña Ud. un poco, ¿no?

El Miope Muñoz dijo...

Anónimo gracias por el comentario, pero lo de las revoluciones que no incluyen transgresiones es como el barroco minimalista: una contradicción. Si la revolución fue económica, como lo es en ambos casos, no es una revolución artística, ergo, no justifica ningún mérito artístico. ¿Me explica que tiene de grandes?

De Star Wars hablo de la primera (cuarta) entrega: creo que lo que se hizo a posteriori es interesante o colosal (el imperio contrataaca).

Anónimo dijo...

Star wars supone una revolución en la ciencia ficción en cuanto a su visualidad o espectacularidad sin precedentes y el Retorno del rey no es que sea muy novedosa pero en cuestión de puesta en escena,montaje y composición de planos en sus batallas marca un antes y un despues(fijese los multiples plagios actuales),crepúsculo no tiene ningun valor artístico como usted dice,no amplia nada el lenguaje(es mas ni lo utiliza bien) ni es original en el subgenero de vampiros.

El Miope Muñoz dijo...

Ah que George Lucas utiliza bien el lenguaje? Me lo explica? Bueno, también la composición de, pongamos, Michael Bay es imitada. ¿Eso es símbolo de algo? Sí, de tendencias del Mercado.

Anónimo dijo...

No quiero decir que el imitar algo sea indicio de que ese algo es bueno,pero para mi Star wars supone lo que Matrix, un lenguaje que no se sostiene sin el espectaculo visual(que es en si el mensaje) y fueron las primeras en sus respectivas épocas(cosa que no creo que me niegue)¿no sienta catedra en el genero de ciencia ficción star wars?¿que se hizo remotamente parecido antes? la composición de Bay no es imitida el es en si un imitador(aunque oficioso) Jackson tiene un lengujae propio,perdoneme que me repita las batallas del retorno del rey son joyas.

El Miope Muñoz dijo...

Revisaré las batallas del Retorno del Rey, pero como Star Wars el hallazgo es técnico y económico antes que plenamente artístico. ¿Jackson supera al Lean de Lawrence de Arabia en su uso mecánico de los planos aéreos? ¿Hay alguna cosa así de memorable?

¿Lucas crea espectáculos visuales de altura? ¿Respecto a quienes? Sobre esto y la estética de Jackson me explayo mañana.

Buenas noches y gracias por los comentarios

El Miope Muñoz dijo...

Lo diré resumido que no tengo tiempo, pero he revisado las batallas de Jackson para El retorno del Rey. Están muy bien hechas, pero, insisto, no elevan su estética, bien porque la narrativa falla, bien porque no cuadra en sus talentos.

Y sus talentos, por decirlo de algún modo, vienen de un barroquismo cómico y gore que encuentra soluciones visuales potentísimas en Bad Taste, Braindead y en su pluscuamperfecta The Frighteners. De hecho, todas las películas tienen, aparte de humor, la cualidad de estar localizadas en un espacio limitado y de tener sus mejores momentos en espacios todavía más reducidos (el sanatorio de frighteners, la casa del prota en Braindead).: es ahí donde Jackson brilla con sus enfáticos travellings y su composición porque es un cineasta de espacios delimitados, que saca mejor partido a sus virtudes, y de recalcar, cualidad que brilla usándola con un humor que no siempre lo da el guión. Eso no está en los Anillos, comprendo el voluntarioso cambio de estilo, pero en los planos aéreos, en las largas batallas y en las narrativas a gran escala, Jackson está vaciado del humor y de usar una gramática que sea la que le caracteriza, la que mejor conoce y eso descontando el escaso interés de la obra escogida y del guión empleado que ya condicionan mucho de por sí. Podría salvar algunos momentos de la primera entrega, pero todo esto se acentúa conforme avanza la trilogía.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo, aunque dado mi limitado conocimiento de las peliculas de Jackson(no he visto Bad taste ni The frighteners) callare respecto a esas películas,pero,¿por qué rechaza un cambio de estilo?¿si las secuencias se vacían del humor de Braindead ya no son buenas? creo que son cosas distintas y para mi tanto en El señor de los anillos como en King Kong sus batallas alcanzan cotas insuperables y !en espacios abiertos! con lo que se supera a si mismo,¿no contiene Las dos torres la mejor batalla lírica de todos los tiempos? si no la ha revisado, hagalo. Ademas es una lección de gradualidad compositiva pasando de un plano general magnífico a planos medios y primeros planos con exquisita delicadeza(casi matemática)son escenas operísticas,estoy de acuerdo con usted que en conjunto, la trilogía tiene muchos defectos pero sus escenas de acción son insuperables.Y respecto a lo de "revolución técnica" o "artística" hay veces que van de la mano o ¿no es Ciudadano Kane? una revolucion técnica? o ¿Intolerancia? son revoluciones técnicas y artísticas.Siento haberme extendido pero es que me encanta Jackson jeje.Usted lo limita.

El Miope Muñoz dijo...

Por estos comentarios tan interesantes, estimado Anónimo, se merece usted una respuesta en forma de post, que tengo cosas de Jackson en DVD (y existe la hemeroteca, la biblioteca, etc.). Se la daré. Deme tiempo.

Déjeme decirle que el problema es, precisamente, que Jackson no cambió su estilo, sino su tono y hay un problema ahí, vaya, que no quiero que se confunda con la recurrencia temática. Es un problema que algunos han detectado en Spielberg. Creo, sin embargo, que la mejor crítica la hizo Stanley Kubrick y la recoge Baxter en su excelente biografía. Dice Kubrick que La lista de Schindler no era una película sobre el horror del Holocausto, sino sobre la esperanza. Esa diferencia crucial, esos planos lanzmannianos: Spielberg sobretodo, por encima de todo. No se trataba del Holocausto explicado para los que no vieron Shohah (como dijo Rosenbaum en su día), sino de otra cosa. Al menos el salto a Kaminski fue notablísimo, eso sí.

Jackson no cambia el estilo, sino que lo usa para otras cosas. No niego que claridad espacial hay, pero no compare a Welles, gramático en tiempos primitivos, ni a Eisenstein. ¡Estaban al principio! ¿Qué nuevos planos y encadenados puede inventar Jackson? Creo que hay algo novedoso en los encadenados visuales de Speed Racer (2008, Wachowski Bros.), pero en los Anillos hay un estilo vaciado de su máxima emoción rectora: el humor. Creo que ése es el problema.

No tengo ningún problema para defender Star Wars: Episodio I como la película que el Episodio IV quiere ser, por cierto. Y sí, lo digo absolutamente en serio.

Anónimo dijo...

Esta bien espero ansioso su post antes de pronunciarme de nuevo,tomese el tiempo que necesite solo dos apuntes: yo no he citado a Eisenstein si no a Griffith,y cierto que no es acertada comparación la de Welles con Jackson era solo por poner un ejemlo diáfano,la revolución de Wells fue total la de Jackson solo parcial.