miércoles, enero 15, 2014


Hubo un momento de perplejidad gracias al cual hasta las caras, los rincones más familiares cobraron un nuevo sesgo y, se hubiera dicho que - ocultándose tras las esquinas-, hasta los muertos habían sido violentados de sus tumbas por aquella voz terrible y átona para vagar al atardecer, con la camisa desabrochada, en pos de un silencio perdido. Ya no era cosa cosa de memoria porque la radio no dejaba recordar nada. Desmemoriados, trataban de encontrar un principio de conducta entre una maraña de sentimientos: venganza y miedo, desprecio y afán. No lo buscaban en la memoria que acaso no es sino la piedra que cubre un hormiguero el cual - una vez levantada por la mano infantil, asesina o curiosa - no sabe hacer otra cosa que correr en contradictorio frenesí, sin otra protección entre el cielo y la colonia que el miedo mutuo.

Juan Benet, Volverás a Región.

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